Dentro de las energías renovables (aquellas que se encuentran en la naturaleza de forma ilimitada) se encuentran, entre otras, la eólica, la hidráulica, la geotérmica, la maremotriz, la biomasa y la energía solar. Esta última es la energía que aprovecha la radiación solar electromagnética, es decir, la energía obtenida mediante la captación de la luz y el calor emitidos por el sol.
La energía solar se puede aprovechar de dos formas, de manera activa y de manera pasiva, con mediación de elementos mecánicos o sin mediación de elementos mecánicos respectivamente. Las formas de aprovechamiento activo son por ejemplo la energía fotovoltaica, que consiste en la transformación directa de la energía luminosa en energía eléctrica, a través de placas solares con células fotovoltaicas. O la conversión térmica de alta temperatura transformando la energía solar en energía térmica almacenada en un fluido que se calienta en colectores. Mientras que el aprovechamiento pasivose trata de luz y el calor que genera el sol sin ningún tipo de mecanismo de conversión de dicha energía.
Dentro del aprovechamiento pasivo de la energía solar, se encuentra el uso de cocinas y hornos solares, que ya se utilizaban en el siglo XVIII, y podemos distinguir tres tipos principales:
- De concentración. Se basa en la concentración de los rayos del sol en un punto, a través de un reflector con forma parabólica, donde se encuentra la olla para cocinar los alimentos.
- DE acumulación. Se trata de un recipiente aislado que atrapa la energía solar y mantiene el calor provocando efecto invernadero. Con este tipo de horno solar se transforma la energía del sol en energía térmica.
- De embudo o mixta. Se trata de una combinación de las dos anteriores, más segura, barata y fácil de construir.
Si bien algunos de estos aprovechamientos son mas complejos y costosos otros son sencillo y asumibles economicamente así que…