Uno de los mayores “males” modernos es el de depender en exceso de la batería de nuestro smartphone para poder comunicarnos, trabajar o estudiar. Mientras esperamos la llegada de alguna futurible “batería casi infinita”, tenemos que agudizar el ingenio para mantener la batería funcionando todo el día, sobre todo si salimos mucho de casa.
Una buena idea para mantener el móvil cargado es usar recursos eficientes y prácticos como las energías renovables, como por ejemplo, los cargadores solares portátiles, que se abastecen, lógicamente, de la abundante luz del sol.
El funcionamiento de un panel o placa solarfotovoltaica (la usada en un cargador portátil eléctrico) es tan simple como efectivo: Los paneles en miniatura están compuestos generalmente de silicio, material ideal para transmitir electrones, y puede ser monocristalino (de alta calidad) o policristalino (que aporta calidad y resultados inferiores).
Sin embargo, una de las mayores limitaciones de los paneles, además del material empleado en su fabricaciòn, es la poca cantidad de energía que puede recoger por panel individual, ya que un panel de unos 10 cm de tamaño solo recogería 100 mAh cada hora, necesitando unir cierta cantidad de paneles conectados en paralelo, o contar con paneles de grandes dimensiones, para resultar realmente prácticos y rápidos a la hora de cargar una batería de smartphone normal, que suele rondar los 1800-2000 mAh de capacidad.
La solución más efectiva para beneficiarnos de esta energía renovable en dispositivos móviles, volviendo al tema principal que proponíamos, es contar con un cargador externo que use paneles.
La gran mayoría de ellos incluyen una batería donde almacenan la energía recogida por los paneles, algo tremendamente útil pero poco eficiente ecológicamente hablando, ya que tendremos que acabar sustituyendo la batería cada dos años aproximadamente, con la consiguiente contaminación que esto produce (que contrarresta a la filosofía ecológica de los propios paneles).