A diferencia de la energía solar fotovoltaica, las plantas de energía solar térmica generan electricidad de manera indirecta. El calor de los rayos del sol se recolecta y se usa para calentar un fluido. El vapor producido a partir del fluido calentado alimenta un generador que produce electricidad.
Es similar a la forma en que funcionan las centrales eléctricas que queman combustibles fósiles, excepto que el vapor es producido por el calor acumulado y no por la combustión de combustibles fósiles.
Las plantas de este tipo de energía utilizan los rayos del sol para calentar un fluido, desde donde se transfiere el calor. Los sistemas pueden ser utilizados para producir vapor.
El vapor, a su vez, se convierte en energía mecánica en una turbina y en electricidad de un generador convencional acoplado a la turbina.
El vapor es producido por el calor recogido de la luz solar. Las tecnologías solares térmicas usan sistemas concentradores debido a las altas temperaturas necesarias para calentar el fluido.